Son tiempos tan raros, se ha naturalizado el disparate y la demagogia. La politiquería barata se ha instalado como gesto cotidiano. En este contexto, poco importan los partidos políticos y sus sectores. No hay planes, no hay estrategias; el oportunismo es la regla. El objetivo excluyente parece ser retener el poder, mantener el caprichoso status quo de cada chacrita de gobierno, proteger ciegamente a los acólitos, desmerecer al crítico y ningunear al indiferente o independiente. No importa qué partido, sector o persona gobierna en San José. Lo que debe importar, es todo San José y su gente. Eso, es lo que debería importar, pero por lo visto, ha pasado a un segundísimo lugar, el bien común y el interés general por el desarrollo del departamento. La actual administración ha venido a los empujones con un discurso de cuestionada veracidad. El futuro a corto plazo resulta complejo para el “Sumate” y como dice el refrán bíblico “quien siembra vientos … “. Las últimas apariciones públicas del Intendente, en muchos medios de alcance nacional, han sembrado vientos. Razonemos.
Intendencia en rojo
Desde hace tiempo se viene advirtiendo que la situación económica y financiera de la Intendencia, es preocupante. Las cifras oficiales aportadas por la propia Intendencia en cada Rendición de Cuentas, muestran un déficit agudo, que permiten detectar serios problemas de gestión, uso discrecional de beneficios económicos para algunos funcionarios y descontrol del gasto. Desde el 2011 la Intendencia tiene sus números en rojo, acumulando una millonaria deuda. A esta altura, todo el espectro político coincide en la precaria situación de la Intendencia; todos los partidos advierten este problemón: Frente Amplio, Partido Colorado, Partido Independiente y por si faltara algo, Alianza Nacional también. El sector nacionalista “Sumate” que gobierna el departamento, evade el tema, distrae denunciando que quieren dañar la gestión y hasta ha llegado a negar la deuda. La deuda existe y sigue creciendo, tal como lo muestran los documentos que la propia administración del “Sumate” ha presentado oficialmente. Pero hay dos aspectos que agravan la situación; por un lado la expresa intención de seguir endeudándose con préstamos y fideicomisos; por otra parte la absoluta inexistencia de obras sólidas que justifiquen el gasto.
La excusa de los daños causados por temporales, comenzó en 2014, pero ya se venía con tres años de déficit, sin que hubieran existido temporales destructivos. Se tomó como “caballito de batalla”, explicar el déficit y la necesidad de nuevos préstamos, con los sucesivos temporales. Parece que el cambio climático se hubiese ensañado especialmente con el departamento de San José. La exageración se instaló, pero más preocupante aún es que llevamos tres años con la misma excusa, sin ver una reparación seria de los supuestos destrozos en la caminería rural, ni en las calles de las ciudades. La excusa del clima se agotó. Todo comenzó con la excusa de los daños en calles de Ciudad del Plata, lo que desembocó en un préstamo millonario (120 millones de pesos que se terminarán de pagar en el año 2023). Van tres años y las denuncias por la ineficacia de las reparaciones han sido constantes. Por si fuera poco, el propio jefe comunal debió admitir recientemente que la Intendencia compró balasto que no era el adecuado. Es decir que el dinero de aquel préstamo, fue mal gastado, provocando nuevos gastos para arreglar la macana. Ninguna cabeza rodó por esa millonaria falta de control en el material que se estaba utilizando. Además ese problema no fue solo en Ciudad del Plata, sino en todo el departamento. Tampoco nadie exigió explicaciones institucionales al respecto.
Severo incumplimiento de obras prometidas
La administración del “Sumate” va rumbo a los ocho años de gestión. Ocho años. En este tiempo, se concretaron obras como remodelación de calle Zudañez y en avenida Larriera en San José de Mayo, la transformación de la ruta 1 vieja en una amplia avenida en ciudad de Libertad y la colocación de carpeta asfáltica en camino Mauricio. Hasta donde se sabe, excepto Zudañez, todas las demás fueron obras con continuas demoras, problemas y críticas. Ya es vergonzante la demora en la anunciada remodelación de avenida Herrera, la construcción del Polideportivo, y el Estadio de Baby Fútbol que ahora se cayó a “una cancha mejorada”; el Teatro de Verano ya se perdió en el tiempo. Paralelamente, tampoco se ha notado un trabajo de mantenimiento de las calles; a tal punto que ha sido admitido por las autoridades. Pero no solo se trata del incumplimiento de “obras prometidas” sino también en reiterados planes de desarrollo que nunca se concretan. Un ejemplo es la manida promesa de reestructurar y modernizar el sistema de transporte urbano. El mayor avance en aquel plan de modernización del sistema de transporte urbano ha sido instalar un adefesio de plástico reciclado, impresentable, a modo de “refugio”; que ha cosechado el rechazo unánime. La señalización y nomenclatura de las calles, luce un deprimente estado, sin novedades. La promesa era que se iría barrio a barrio, haciendo un acondicionamiento general, desde el propio pavimento, hasta espacios verdes, mobiliario público, cartelería e iluminación. Puntualmente, respecto al tema iluminación se pasó de los reclamos en distintos barrios por carencias de alumbrado a un magnifico plan de recambio a tecnología led. Todos conocemos las críticas generalizadas que provocó la instalación de los primero picos led. Allí también se admitió que en muchos puntos las luminarias led instaladas no eran las adecuadas, por lo que, nuevamente, se debió recurrir a un nuevo gasto para solucionar en parte el problema. Pero como regalito extra, el alumbrado público pasó a cobrarse en las facturas de UTE de cada vecino. Antes la “tasa de alumbrado” se cobraba en el recibo de Contribución Inmobiliaria. Lo gracioso, es que nadie notó una reducción en el importe de su contribución, por el contrario aumentó. Los ediles demoraron un año en darse cuenta. En otros departamentos, efectivamente se notó una baja en el valor total de la Contribución. En otros departamentos, la “tasa” que ahora viene en la factura de UTE es sensiblemente menor que el atropello en San José, donde se cobra 170 o 240 pesos por cada vecino.
Esto nos lleva a otro serio déficit que muestra la Intendencia. En los recibos de Contribución Inmobiliaria antes se cobraba la “tasa de salubridad y alumbrado”. Cuando se empezó a cobrar “alumbrado” en cada factura de UTE, el recibo del tributo inmobiliario solo sufrió el cambio de nombre; solo quedó registrada la “tasa de salubridad”. Esta “tasa” destinada a solventar todo el sistema de higiene publica, en los hechos ese concepto duplicó su monto de recaudación, pero sin embargo lo que una vez fue orgullo del departamento, la limpieza, se volvió un dolor de cabeza permanente. La recolección de residuos domiciliarios dio paso en exclusividad al sistema de contendores. Es decir, ahora se paga mucho más, pero ni siquiera recogen la basura en la puerta de tu casa. La ineptitud en encontrar soluciones, tuvo su máxima expresión en el presumido combate a los basurales que se formaban en algunas esquinas. Se decretó que aquellos basurales, pasarían a llamarse “Puntos Verdes”. En los discursetes para justificar la incapacidad para encontrar soluciones, se dijeron disparates – más promesas- de colocar una cámara en cada contenedor, hasta amenazar con poner un impuesto extra en aquellos puntos donde los vecinos no cuidaban los contenedores. Una locura. En materia de salubridad, también hay que señalar los graves problemas con los vertederos de San José de Mayo y Ciudad del Plata. Sin palabras.
Más cantidad, menos calidad
En esta gestión se viene acumulando, no solo déficit, sino también contrasentidos. Se aumentaron los cargos jerárquicos y se aumentó la cantidad de funcionarios, pero al mismo tiempo se multiplicaron las tercerizaciones. Más funcionarios, más jefes, y menos tareas para desarrollar. También creció la contratación a privados de maquinaria y vehículos, al tiempo que creció el gasto en reparaciones de la flota municipal. Respecto a los funcionarios, el incremento de la plantilla no ha redundado en una mejora de los servicios que brinda la Intendencia. Hay muchos casos de nuevos funcionarios, que tienen relaciones familiares o afinidad política con actores del gobierno departamental. También hay casos que se terminan refugiando en la estructura municipal, como es el caso del actual asesor en Ordenamiento Territorial Alexis Bonahon, o del ex director de obras, Nelson Acosta que fue desplazado por su lengua floja y gruesos errores en la gestión, además de diversas advertencias sobre su accionar que llegaron directamente al Intendente. En ambos casos, la prudencia hubiese marcado la cautela, al momento de cobijarlos en la estructura de la Intendencia. El intendente los abrigó. Parece que la politiquería es la condición para ingresar a la Intendencia… pero también para salir de ella. Por desavenencias políticas, fueron expulsados dos directores que tenían una “gestión estupenda” según afirmó el propio jefe comunal. Es decir, al Intendente le importa más el equilibrio político que la gestión en general. La intendencia también cobijó al diputado Ruben Bacigalupe, por haber jineteado dinero de dolientes sin haberlo volcado de inmediato a las arcas comunales. Ese dinero era por “tasa de cementerios”, no era un tributo simple, no era Patente de Rodado, ni Contribución Inmobiliaria. La empresa fúnebre del diputado, opera como “agente de retención”, por lo tanto es grave que haya utilizado el dinero de la “Tasa de Cementerios” para atender problemas económicos, según admitió el diputado. Para muchos especialistas, eso es “apropiación indebida”, un delito. La sombra de la corrupción sobrevuela la administración… y eso lo sabemos todos.
Futuro tormentoso
Esta administración ha enfrentado, como todas, una larga serie de diversos problemas, y los ha pateado hacia adelante. La falta de autocrítica y los berrinches, la colocan en una incómoda situación, pues ahora tiene delante una montaña de problemas que se han ido acumulando. Esto ocurre justo cuando entramos en los dos últimos años del período. El futuro no permite ser optimista. Dando por buena la excusa de los daños provocados por temporales, es justamente el clima, el principal verdugo de esta administración. El Intendente dice que si no se le otorga el préstamo por 64 millones de pesos, tendría que paralizar obras en curso, para atender los daños en la caminería causados por el último temporal. Entonces, si en verano se viene otro temporal – como ocurre normalmente en esa época del año – tendrá que recurrir a más endeudamiento o postergar, otra vez, obras planificadas. Los embates de la naturaleza, son incontrolables y para colmo la Intendencia tiene como política no guardar dinero para imprevistos. Otro nubarrón en el horizonte, es en el terreno político. Esta administración, ha quedado en un escenario de aislamiento que lo obliga a negociar cada paso que vaya a dar. Negociar hacia afuera y hacia adentro. Por ejemplo en los próximos días llegara desde el Tribunal de Cuentas el informe sobre la solicitud de un nuevo crédito. Nuevamente los ediles deberán votar, esta vez para dar luz verde definitiva al Intendente y sacar el préstamo. El trámite avanzó gracias al apoyo del Frente Amplio. Ahora los ediles frenteamplistas se disponen a plantear varias condiciones al Intendente para volver a apoyar este nuevo endeudamiento.
Internamente preocupa el posicionamiento de la lista 50 que lidera el diputado Ruben Bacigalupe, un sector muy adepto a la coerción política para obtener réditos. En el terreno político, hay otro nubarrón. La antipática postura del Intendente de expulsar directores para castigar a Alianza, no cayó bien en la interna del Sumate. Nadie se anima a decirlo públicamente y muy pocos se atreven a decírselo al Intendente. La ecuación es sencilla, si el jefe comunal expulsó a Alianza quedando en una situación de debilidad, y no le tembló el pulso, sería mucho más sencillo sacar a cualquier director fiel por discrepar con él. Expulsar a dos director de “gestión estupenda”, fue una fuerte amenaza para la interna del gobierno; una forma contundente y soberbia de disciplinar la tropa del “Sumate”. El intendente tiene por delante dos años de delicado malabarismos, que también le ocupa y preocupa, en el ámbito nacional. Ese es otro nubarrón en el futuro inmediato que podría tener impacto en la gestión de gobierno departamental.
La tormenta y sus relampagueantes destellos, también vienen en el terreno de la Justicia. El escándalo por el mal uso de los dineros de la Junta sigue avanzando en la justicia Penal. Los dos principales implicados pertenecen a la lista 50 del diputado Baciglaupe: Nelson Petre y Alexis Bonahon. Bonahon, directamente comprometido en las irregularidades que se detectaron en la Junta, es actualmente un asesor de confianza del Intendente. Un revés judicial para este cuestionado funcionario sería un tremendo problema para el jefe comunal, que al igual que el diputado ya han tenido que declarar por este caso. Por otra parte, el caso de la investigación que se habilitará la semana próxima en la Junta por la deuda millonaria de Bacigalupe con la Intendencia, también amenaza con terminar en la justicia penal.
La situación general de esta administración es muy preocupante. En estos años se ha registrado un cambio radical. El intendente fue reelecto como candidato único del Partido Nacional. Ya no tiene ese apoyo, solo suma duras críticas. El intendente se jacta que su presupuesto quinquenal tuvo el respaldo unánime del espectro político. En la actualidad, tampoco goza de ese privilegio y también recoge duras críticas. Ahora lo tratan de “mentiroso”, de mala gestión y de falta de transparencia. A todo esto, el futuro es tormentoso. Difícilmente, los daños de esta tempestad política puedan solucionarse con un préstamo.
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