El departamento de San José tiene una deuda histórica en materia de promoción y desarrollo del turismo. Básicamente el departamento ha quedado estancado en la promoción turística, casi exclusivamente mediante la convocatoria puntual a eventos. Tal es el caso de la “Fiesta del Mate y Día del Gaucho”, “Concurso Nacional de Murgas y Humoristas” de Carnaval, y la “Feria de Promoción de la Lectura y el Libro”. Los eventos parecen ser el centro de todas las políticas, porque también se puede agregar en épocas de verano el “Movilizarte”, o festividades zonales – fuera de temporada – como la “Fiesta del Parque Clauzolles” en Libertad, “la Fiesta de las Colectividades” en Ecilda o en la ciudad de Villa Rodríguez la “Fiesta de la Uva y el Vino”. Espectáculos, eventos y fiestas parecen ser el factor convocante al turismo.
No hay políticas sólidas de promoción y desarrollo en el área turística. En la órbita del gobierno departamental, es prácticamente nulo el desarrollo de infraestructura para fortalecer la oferta turística. Son muy escasos los ejemplos con alguna participación de la Intendencia; caso la recuperación del sector de AFE en Mal Abrigo ( producto de una iniciativa del Ministerio de Turismo), la construcción de un suerte de plazoleta sobre los restos de la escollera en Boca del Cufré (resultado del desmantelamiento del espigón que encaró el MTOP)o el recién inaugurado Parque Costero en Colonia Wilson ( con el financiamiento de UTE).
Con 80 kilómetros de costa sobre el Río de la Plata, el departamento muestra una aguda subexplotación del turismo veraniego. Tres balnearios con algo de infraestructura a lo largo de 80 kilómetros: Cufré, Kiyú y Playa Pascual. Solo tres puntos, que en cada verano son maquillados para recibir a los visitantes. Tampoco se ha trabajado en materia de la red fluvial, un claro ejemplo es la Picad de Varela, nada más y nada menos, que el balneario dela capital departamental. Lo mismo ocurre al alejarse de la zona costera, con la amplísima y variada naturaleza que ofrece el área rural apartada de las playas. Los ejemplos que se pueden encontrar, dependen pura y exclusivamente de la iniciativa privada, como también se observa en las mejoras que pueden surgir cada año en los balnearios .
En lo que respecta al aprovechamiento de las bondades que la naturaleza, los sucesivos gobiernos departamentales han estado desenfocados. Se ha hablado mucho de turismo en facetas que están muy alejadas de la realidad departamental. Ejemplos; se insiste con el “Turismo náutico” en un departamento donde no existe – ni existió jamás – una cultura de cara al mar. Se promociona el turismo rural o eco turismo, enfocando en una reducida élite de extranjeros que llegan con sus potentes cámaras a practicar el “birdwach”. La contracara de esas ilusiones de turismo de avanzada, son playas que ni siquiera tienen recipientes para la basura o baños públicos, o la dificultad para establecer servicios de salvavidas estables.
El turismo urbano también es menospreciado, ya sea desde sus aristas históricas o culturales, aspectos que abundan en el departamento pero son tímidamente visualizados por las autoridades.
El desarrollo y promoción del turismo, debe tener un fuerte componente de creatividad en la oferta para captar una demanda ansiosa de conocer y recorrer. Para ese desarrollo es necesario que el Estado, en este caso el gobierno departamental, quiebre algunas convicciones arcaicas e invierta seriamente para motivar a que los privados se sientan respaldados al momento de apostar al área turística. Se debe extirpar de las políticas públicas departamentales, que con afiches y folletos guardados en un cajón se captarán turistas, se debe olvidar que eventos tan puntuales como inestables pueden ser motor para el desarrollo del amplio universo del turismo. Se deben tomar acciones concretas y efectivas, que atraigan la atención de potenciales visitantes en sus tres niveles: extranjeros, uruguayos de otros departamentos y los propios maragatos.
Debe existir un presupuesto para el desarrollo de infraestructura especialmente enfocada al turismo, más allá del mantenimiento o mejoramiento de la caminería que lleva a los posibles puntos de interés. Debe existir un plan de desarrollo turístico; una estrategia dinámica para aprovechar la potencialidad del departamento en sus diferentes niveles.
¿Cómo avanzar?
Un clarísimo ejemplo de la equivocada visión departamental en materia de turismo, queda en evidencia en esta pregunta retórica: ¿alguien decide el lugar donde veranear en base a si existe certificación de calidad del Latu de ese paraje?. El valor de atraer turistas que tiene una “certificación” es directamente proporcional a la duración de la conferencia de prensa donde se anuncia; dura cinco minutos.
Recuerdo que hace algunos años, planteamos al entonces Director de Turismo Hugo Ceretta que la Intendencia debería elegir algunos puntos de la extensa faja costera departamental, para construir- con un puñado de bloques y algunas chapas- mini “Paradores”, que se transformarán en la semilla para el desarrollo de ese lugar. La respuesta fue tan contundente como frustrante: “en el turismo mundial, ya no se usa más que el Estado invierta en infraestructura, eso compete al sector privado”, palabras más, palabras menos. Un error conceptual serio. Si el Estado no invierte en servicios básicos e infraestructura elemental, muy difícilmente los privados inviertan, ya sea en adquirir predios para construir su casa de veraneo, como levantar un establecimiento gastronómico, un almacén o cualquier otro tipo de emprendimiento. En los lugares donde ya existe la infraestructura y los servicios, en contextos de atracción turística, es el Estado quien debe proponer la complementación organizada para que desarrollar el turismo. Así, en las ciudades, detectar fechas o épocas de mayor movilidad turística, para potenciar la presencia y gestión que permita respaldar a los privados en la atención a los visitantes. Se deben identificar las distintas áreas de interés de los visitantes, creando circuitos urbanos de carácter histórico y cultural, resaltando aspectos que resulten atractivos al visitante. En ese marco, se debe generar una suerte de “marca departamental” que permita la rápida identificación y sólida promoción de la diversa oferta turística de San José, o por lo menos sembrar una serie de ideas promocionales que resuman el amplio espectro de potencialidad turística que posee el departamento.
Es habitualmente repetido que el turismo es “la industria sin chimeneas” que a nivel mundial genera importantes flujos de dinero fresco. El turismo es una industria en marcha y en continuo movimiento, San José debe ponerse a trabajar para captarlo. Cada verano miles de automovilistas cruzan el departamento. Por suerte o por desgracia, San José tiene peajes en los principales puntos de acceso al departamento. Esos peajes son excelentes puntos donde captar la atención del viajero. Ahí es ideal, utilizar folletería eficaz para informar sobre los servicios, paseos y lugares a visitar. Material específico que informe sobre estaciones de servicios, hoteles, restaurantes, farmacias, supermercados, atractivos turísticos naturales, históricos o culturales. Material contundente y creativo, cuyo objetivo sea cautivar al pasajero, con la finalidad de entusiasmarlo para que haga un alto en el camino y disfrute de la oferta departamental.
Pero al momento de captar la atención del turista, en el lugar visitado tiene que estar funcionando estructura e infraestructura que atienda su expectativa con eficiencia. Es en el efectivo desarrollo turístico donde se logra dimensionar la acción y gestión del gobierno departamental. Pero no solamente se trata de captar potenciales visitantes, sino también avanzar en acciones concretas en aquellos puntos que ya cuentan con un mercado estable de visitantes, como es el caso de los principales balnearios del departamento. Podrían planificarse actividades recreativas diarias con el apoyo de los integrantes del área de juventud. Más allá de los esporádicos espectáculos nocturnos que se organizan, se debe tener en cuenta las horas del día para atender la importante cantidad de niños y jóvenes presentes. No solo se debe pensar en materia estrictamente deportiva, sino en “juegos” que inclusive permitan la participación e toda la familia. Esto podría ser desarrollado por equipos estables de jóvenes, que se sitúen como referentes para los veraneantes. Esto también podría aprovecharse para campañas de sensibilización en diversas áreas, desde salud hasta medio ambiente. No son ideas originales pues este tipo de actividades desde siempre se han montado en diferentes puntos costeros, simplemente se trata de reforzar la oferta que la naturaleza brinda, con acciones y gestiones que hagan más placentera la estadía.
Lo bueno que tiene esta pauperidad actual en materia de turismo, es que deja abierto un muy amplio universo de posibilidades para desarrollar diferentes acciones para potenciarlo. Creatividad y voluntad, son necesarios como elementos básicos de políticas departamentales sólidas en materia de turismo. Un detalle no menor es unificar los criterios y acciones , para tener una coordinación efectiva, permitiendo optimizar recursos económicos y humanos, para el fomento y consolidación del turismo.
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