La ineptitud institucional no es algo que se logra de un día para otro; lleva su tiempo y fundamentalmente se logra en base a la combinación de falta de voluntad y sentido común, sumado a la inoperancia y la desidia. Lo más triste de todo es que si en un pequeño ejemplo se nota la ineptitud eso puede explicar gruesos errores y macanas que se registran en trabajos de mayor envergadura.
En estos primeros días de febrero las playas son un punto neurálgico para la población que tiene la suerte de gozar su cercanía. En el departamento de San José carecemos de un serio déficit de aprovechamiento de la costa. Apenas tenemos tres puntos fundamentales de aprovechamiento de la costa sobre el Río de la Plata: Cufré, Kiyu y Playa Pascual. Este último balneario tiene un potencial muy superior a los otros dos, debido a que es la única playa que tiene una población residente en la zona que ronda los 40.000 habitantes de Ciudad del Plata.
Sería esperable que las autoridades tuvieran una muy particular atención a Playa Pascual y en especial en su playa durante los meses de verano. La limpieza de un área de tal importancia debería ser una de las prioridades, pero en San José la crónica falta de criterios serios para la consideración de los balnearios es algo que deja en evidencia la incapacidad de las autoridades para su gestión.
En los últimos días una gran cantidad de resaca se acumuló en Playa Pascual. En estas horas una pala mecánica estuvo quitando la basura orgánica traída a la costa por las revueltas aguas del Río e la Plata. Una máquina estuvo horas recogiendo la resaca. Pero fue un trabajo no solo inútil, sino también carente de toda inteligencia y sentido común. Fue peor el remedio que la enfermedad. La máquina recogió el material residual y en vez de retirarlo de la faja costera lo acopió en la arena a pocos metros de la rompiente y los más triste sobre zonas destinadas a los juegos y a la rampa de accesibilidad. Ineptitud y desidia.
Primero, puede haber sido un particular que voluntariosamente agarró una máquina y recogió el material. Bien. Pero la falta de un asesoramiento adecuado sacó la resaca de la orilla y la amontonó sobre la cancha de fútbol armada en la arena de la playa y prácticamente sobre la rampa de madera para garantizar el acceso a la playa. Mal. Si eso lo hizo un particular se podría pensar que fue una reacción a la falta de acción de la Intendencia o el Municipio en cumplir con su labor natural. También demostraría la falta de control, de las autoridades.
Ahora si ese movimiento inservible de la resaca fue realizado por la estructura del gobierno departamental, es otro ejemplo de la ineptitud y el gasto inútil de los recursos públicos. Retirar la gran cantidad de resaca acumulada era una tarea necesaria. Acopiarla sobre la arena a pocos metros de la orilla es una estupidez que solo provoca más gasto y mayor riesgo.
Una maquina trabajó durante horas y en vez de cargar la resaca en un camión para retirarla de la zona, la amontonó en la propia arena. La amontonó en un zona destinada a juegos de los bañistas y sobre el sector de rampa que debería asegurar el acceso a la costa. Si en estas horas se levanta una tormenta esa resaca sería removida por el oleaje y en el mejor de los casos volvería a desparramarse por toda la costa.
Por otra parte, haberla amontonado sobre la arena y cerca de la orilla – en una zona de juegos y accesibilidad como se observa en las fotografías– para retirarla en otras jornadas, solo representaría mayor gasto. La máquina deberá volver para cargarla en camiones, dejando la zona de acopio como un pozo en el medio de la cancha o dejando restos del basural.
La semana que viene está anunciada una nueva ola de calor por lo que es esperable que la población aproveche para ir a la costa para refrescarse un rato. Esa acumulación de materia orgánica representa un riesgo para la salubridad o higiene publica. Un olor nauseabundo invade el área, además de atraer alimaña de todo tipo.
Un trabajo muy mal hecho. Una muestra más de ineptitud. Como el acopio de tierra sobre los nichos del cementerio San José que causó fuerte malestar en toda la población y se arregló con una disculpa. Ineptitud como colocar “balasto jodido” por todas las calles del departamento en dos oportunidades. Ineptitud como inaugurar una rampa para discapacitados que resultaba inservible. Ineptitud como en tantísimos otros ejemplos del gobierno departamental que dirige José Luis Falero. Pero lo más grave es que toda esta ineptitud provoca gastos superpuestos, gastos millonarios que pagamos todos los maragatos, dinero que termina faltando en otros lugares para solucionar otros problemas que la Intendencia no sabe como solucionar. Así estamos. En este caso se trata de Playa Pascual, claro nuestros gobernantes veranean en Cancún , Brasil o Punta del Este.
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