Adriana Etchegoimberry dejó la presidencia de la Junta informando de un ahorro en varios rubros. Es un dato importante, fundamentalmente en estos tiempos donde la población en general tiene una percepción arraigada de que en los ambientes públicos el gasto se realiza sin control y con displicencia. Etchegoimberry admitió que su propuesta fue aplicar “orden” en el funcionamiento de la Junta. En su discurso hizo referencia a un aspecto que es tan real como preocupante. Cada cinco años cambia el cuerpo de ediles, todos los años asume un presidente nuevo que llega con visiones y prioridades diferentes, pero los funcionarios son los constantes, los que aplican un sistema de trabajo al que deben adecuarse los oportunos presidentes. Se generan vicios de funcionamiento que son difíciles de cambiar. Se desdibuja aquella premisa de “funcionario para la función”. La presidente saliente lo dijo directamente en su discurso: “Desde el comienzo mantuve largas conversaciones con los funcionarios, para escuchar su punto de vista sobre cómo mejorar el funcionamiento de la Junta. Con los compañeros de la Mesa llegamos a una conclusión clara : al cambiar todos los años el presidente, cada uno de ellos con una visión particular y diferente, con el correr de los años se había ido desdibujando la cadena de mandos , dificultando de esta manera el trabajo de todos. Apareció una frase repetida constantemente ` Aquí siempre se ha hecho así`. Siendo ésta una de las grandes debilidades detectadas, había que intentar superarla, ese era el desafío”. Es muy común a nivel estatal que los funcionarios se adueñen de las instituciones ante la continua rotación de jerarcas. La Junta de San José tiene un largo historial de abusos, que tienen su mayor visualización en el desempeño de los ediles, pero tras ello está el funcionamiento del organismo que es protagonizado por los funcionarios. Es muy difícil encontrar una presidencia que haya confrontado con los funcionarios, pues después de todo, dependen de ellos para dar agilidad al trabajo o lograr cambios. Todos sabemos lo que puede ocurrir si los funcionarios ponen el freno de mano, o deciden enlentecer sus tareas u obstaculizar cambios. También hay ejemplos donde la complicidad en esos vicios termina siendo una combinación desastrosa. “Te dejo seguir con ese sistema de trabajo y abro la canilla en rubros para los ediles”… “No te jodo y vos no me complicas”. En la investigación penal que hace la justicia sobre los gastos de la Junta entre 2014 y 2015, si bien el epicentro del escándalo está sobre dos figuras políticas: el presidente de ese momento Nelson Petre y el secretario general Alexis Bonahon. Si bien es inocultable la responsabilidad de estos dos actores en las desprolijidades que se han constatado, también es real que existe un cuerpo de funcionarios que tiene marcadas sus tareas y debieron advertir determinados procedimientos, más allá de la supremacía jerárquica de los oportunos presidente y secretario. Para optimizar el uso de los dineros públicos, evitar abusos y aplicar un eficiente control, siempre, en todos los ambientes estatales, es necesaria la sana complicidad de los funcionarios. En la Junta, los funcionarios perciben salarios y beneficios que están muy por encima de los empleados directos de la intendencia. El millonario presupuesto de la Junta, se va mayoritariamente en los sueldos y beneficios de los funcionarios y los gastos que provocan los ediles con sus privilegios ( combustible, teléfono, viajes, etc etc). En los últimos años, desde el reestablecimiento de la democracia, la Junta ha atravesado momentos escandalosos, que han tenido su génesis en el funcionamiento y los funcionarios. Poco o nada pasó en cada uno de esos casos, lo único constante fue, siempre, un alto grado de complicidad del ambiente político de la Junta. En diversas charlas reservadas con presidente s de la Junta, era notoria la impotencia de detectar malfuncionamiento y la dificultad para corregirlo. En suma, muy difícil ponerle el cascabel al gato. Incluso, en muchos casos de presidente s se notaba el temor de confrontar con los funcionarios. En la reducción de gastos informada por Etchegoimberry, mucho tienen que ver los funcionarios. La presidente saliente, quizá desde su condición de mujer, logró una mayor empatía con el cuerpo de funcionarios, donde las mujeres son amplísima mayoría. Los cierto es que los resultados que se lograron, demuestran que es posible tener una funcionamiento más eficiente. En el gasto de energía que se paga a UTE, se logró una reducción del siete por ciento según dijo la presidente saliente. En este caso se aplicó el sentido común junto a un cambio de tecnología. Primero se detectó que había luces que permanecían encendidas desde temprano en la mañana hasta el final de la jornada, en ambientes donde era innecesario, ya sea por la existencia de luz natural o por la falta de uso de esos lugares. También se aplicó el cambio por luminaria led, permitiendo reducir el gasto. También se logró una baja de casi 14 por ciento en lo que respecta al gasto de agua, un elemento que no parece fundamental en el funcionamiento del legislativo. Un dato relevante es lo relativo a la caída del gasto por uso de teléfonos. En telefonía fija se logró abatir el gasto en un 14%, mientras que en el uso de celulares se logró la mayor disminución, llegando a superar el 30% de reducción. Cabe destacar que en este caso no se toma en cuenta el gasto de los ediles, sino exclusivamente el uso de telefonía celular a nivel institucional, es decir por parte de la propia Junta en su funcionamiento diario. Si bien sj.uy no accedió a las cifras en dinero, ya hablar de un 30% es un dato importante. También se logró reducir el gasto en artículos de limpieza y papelería, en el entorno del 8%. Así se muestra otro rubro donde se podía ajustar el gasto. En este tipo de insumos, en anteriores periodos se han detectado gastos llamativos; por ello resulta importante observar este tipo de reducciones en el gasto. Por ejemplo, en el período que la justicia viene investigando, sj.uy detectó que por el lapso de un año, al menos, cada mes se gastó entre 1.500 y 4.000 pesos en “analgésicos”. ¿Se imagina usted comprar todos los meses entre 1.500 y 4.000 pesos de aspirinas?. Se trata de consumir entre 37 y 100 blister de analgésicos por mes. Eso equivale a un volumen de entre 450 y 1200 aspirinas por mes. Casi como que los 31 ediles sufrieran dolor de cabeza y fueran dos veces al día- de lunes a viernes – a tomar aspirinas a la Junta, durante todo el mes… es demandaría comprar 1.240 aspirinas. Volviendo al balance realizado por Etchegoimberry, hay otros tres datos que mencionó. Se redujo en un 90% el uso del auto oficial de la Junta. En el primer semestre de su gestión ( julio 20 16-enero 2017) se utilizó un 43% del presupuesto que tenía, y en el tramo final ( febrero 2017- julio 2017) se usó apenas el 37% del presupuesto total asignado. De proyectar estos resultados, podría inferirse que la Junta puede funcionar y cumplir con todos sus compromisos con la mitad del presupuesto que tiene asignado, que asciende a 45 millones de pesos. Habrá que esperar un año, para saber qué suerte tiene Vassallo, que en medio de críticas asumió la Presidencia y allí estará parapetado hasta mediados del 2018. Vassallo prometió “seriedad y respeto”.
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