En griego antiguo “sobrino” se decía “Nepos”. En la edad media, la corrupta iglesia católica, con una fuerte incidencia en la vida política, procuraba ocultar que el Papa de turno tenía hijos ilegítimos, todo el mundo sabía la verdad, pero socialmente a esos individuos, nacidos de relaciones furtivas se les conocía como “sobrinos”. Fue común que la iglesia nombrara en altos cargos jerárquicos a estos “sobrinos” (“Nepos”) lo que terminó dando lugar al surgimiento del término “Nepotismo”, según algunas versiones. En la actualidad “Nepotismo” se define como “la predilección exagerada de algunos funcionarios que ocupan cargos públicos, de realizar concesiones o contratar en empleos estatales a sus familiares, allegados y amigos”. También exista esta definición: “Trato de favor hacia familiares o amigos, a los que se otorgan cargos o empleos públicos por el mero hecho de serlo, sin tener en cuenta otros méritos”. En las últimas horas, se tuvo la confirmación oficial del nepotismo en la Intendencia. La respuesta a un Pedido de Informes realizado por el edil frenteamplista Pablo García, arrojó que en el último año ingresaron 88 funcionarios, y 52 de ellos tiene algún grado de familiaridad con jerarcas, entendiéndose por «familiaridad» como «cercanía», que en la definición menciona a » familiares, allegados y amigos». Más de la mitad de los ingresos totales, no solamente que son personas cercanas de algún modo, sino que entraron a dedo. El problema es triple. Primero, porque se confirman “ingresos a dedo”; segundo, porque son “allegados”; y tercero, porque no se trata de un grupo reducido sino que representan la gran mayoría de todos los funcionarios que ingresaron a la intendencia en el último año. Feo, muy feo. La Intendencia se ha transformado en un refugio laboral para muchos acomodados, que lógicamente muestran ser fieles a la gestión. Bien aplicado aquella expresión popular de “quién tiene padrino no muere infiel”. Pues se sospecha que varios “padrinos” de la Intendencia, lograron que sus allegados ingresaran para fortalecer las huestes fieles al jerarca de turno. Martín Fierro pregonaba que “siempre es bueno tener palenque donde rascarse”. Así pues, la Intendencia se ha transformado en un gigantesco “palenque” y seguramente, muchos de estos acomodados, ya encontraron un lugar ideal para “rascarse”. No hay forma seria de explicar esta situación que muchos presumían y ahora se confirma. Quizás esta situación de acomodos, explique los problemas de gestión que muestra la Intendencia. Normalmente los “acomodados”, alteran la cadena de mando, vuelven obsoleta la estructura jerárquica, y en definitiva afectan la efectividad de cualquier gestión. También generan internamente una aguda desmotivación, al ver cristalizada la impunidad. El “nepotismo” es corrupción y por definición “corrompe” el ambiente donde se sufre, provocando descontrol. Corrupción, descontrol e ineficiencia, tres características actuales de la Intendencia, que empiezan a tener explicación, por ejemplo con las respuestas al Pedido de Informes.
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