Acorralados por sus irregularidades, salen como espantados negando toda acusación, mintiendo y desacreditando con ferocidad. En su desesperación por acallar las críticas, poco dicen de su corrupción y se concentran en desprestigiar. En cada palabra y gesto solo logran confirmar su descarada corruptela. “¿Cómo financió el libro?” y “¿de qué vive?”, fueron algunas de las preguntas envenenadas que lanzó el diputado Ruben Bacigalupe mientras ensayaba excusas a los variados y diversos casos que lo involucran. Todo lo miden en dinero, hasta su microscópica dignidad. No logran comprender como alguien desde el descampado puede quitarles la careta. No entienden que hay muchísimos ciudadanos honestos que confiaron en un proyecto periodístico y pagaron su libro un mes antes de que llegara a la imprenta.
No logran asimilar que el libro se va distribuyendo uno a uno, caminando, conversando. No lo entienden porque ellos abusan de las instituciones y de todos nosotros, manejando el dinero publico como si fuera propio o evadiendo impuestos o apropiándose de dinero ajeno. No lo logran entender el sacrificio de ponerse objetivos honestos, ya sea para editar un sitio web o sacar un libro. No lo entienden pues ellos deben ensuciar sus manos para costearse lujos. Pareciera que íntimamente están convencidos que deben apoyarse en amiguismos, acomodos, privilegios e irregularidades para alimentar su mezquindad. Su conciencia los traiciona. No toleran saber que con trabajo y dignidad se puede sobrevivir a las embestidas prepotentes de los presuntos poderosos. No pueden creerlo, no pueden soportarlo y por eso pretenden sembrar dudas sobre la honestidad ajena. Como dice la expresión popular “el ladrón cree que todos son de su condición”. En esa fiebre de ensuciar solo pueden lanzar suposiciones malintencionadas y no demoraron en mostrar la hilacha. Entre la sarta de disparates que lanzó tanto el Intendente Falero como el diputado Bacigalupe, hay dos expresiones que pintan su mediocridad y confusión.
Falero en su borrachera de poder dijo “lamentablemente tenemos a este personaje viviendo en el departamento”. Un brutal pensamiento autoritario, intolerante proferido por la máxima autoridad departamental. Típico razonamiento de un señor feudal que expulsa de sus tierras al lacayo rebelde. Triste e irresponsable postura que deja al descubierto su enanismo intelectual.
Bacigalupe fue más lejos aún y también mostró la hilacha de una madeja mafiosa. “Si Adrian Laca (edil) le quiere pegar una paliza a Pablo Fernández, no le tiene que pagar a nadie¸ Adrián va y le pega una paliza a Pablo Fernández”. Maravilloso razonamiento patotero, proferido por una legislador nacional. Apología del delito, de la violencia.
Tanto Falero como Bacigalupe podrán gozar de su sitial de autoridad publica – uno por “intendente” y el otro por “diputado”, pero no gozan de la autoridad moral para merecer mi respeto ciudadano. Solo por esas expresiones envalentonadas perdieron la última gota de reconocimiento que podría tener hacia ellos. Aún así tampoco pensaría en el destierro de Falero, ni en lastimar fisicamente a Bacigalupe; por el contrario, los quiero cerca, muy cerca y bien sanos para que pueden explicar , de una vez por todas, las irregularidades que sustentan su complicidad y la corruptela que defienden con cada mentira.
Por más que pataleen con violencia, sus “patas corta” no los dejan escapar de la verdad.
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