El Frente Amplio no para de buscar caminos para devorarse a sí mismo; autofagocitarse. Es evidente que algunos siguen insistiendo con utilizar la estructura como una “máquina de picar carne”, ven al enemigo dentro de la propia fuerza, en vez de concentrarse en la oposición externa. Pero lo más grave, es que notoriamente van construyendo los caminos para destruirse, preparan los escenarios, exacerban situaciones, aprovechan declaraciones, para cumplir su objetivo de “castigar” en su interna, ya no por un episodio puntual sino como revancha de algún otro episodio anterior. Como el Teru teru, gritan en un lugar cuando en realidad su objetivo está en otro. Algo de esto ha ocurrido en los últimos días con la ya anecdótica pelea entre dos ediles. Tal como lo advertíamos temprano en este tema, los medios se han concentrado en todas las posibles reacciones y consecuencias de este caso. Han ido a buscar repercusiones en todos los ambientes y, quizás sin darse cuenta, han sido funcionales a intereses mezquinos, que poco le importa la violencia, pero si procuran sacar ventaja interna de lo ocurrido. Obvio que el accionar de los ediles, de “irse a las manos”, es inadmisible; que inicialmente lo hayan tratado de negar es natural y que sientan la presión de la opinión pública es normal. Todo un cúmulo de burradas, que los han expuesto negativamente, como debe ser lógico en este tipo de casos.
En la lluviosa noche del pugilato, un edil frenteamplista filmó el triste episodio con su teléfono. Se trata de un edil del acuerdo Partido Socialista- Partido Comunista. Con el registro fílmico del violento episodio en su poder, confesó a otros actores políticos que su objetivo era exponer a su propio compañero de bancada, más que al edil nacionalista. Por lo menos, curioso. Esa filmación, que anda circulando, perdió su valor al realizarse la conferencia de prensa de los ediles admitiendo su error y pidiendo disculpas públicas. Uno de los testigos de la pelea y que ayudó a separar, es periodista. En la jornada siguiente, publicó detalles de la preocupante problemática de los vecinos de Ciudad del Plata, damnificados por estafadores vendedores de terrenos. Sobre el violento episodio, dedicó una opinión con el título “No me representan”. Además de contar los detalles del lío, el periodista cuenta que después del episodio la pregunta de otros ediles era “¿quién ganó?”. Ya avanzada la semana, en una programa radial se anuncia que estarían de invitados los dos ediles. Llegado el momento, ninguno de los dos concurrió a la entrevista, Previamente habían avisado al conductor de ese programa que desistirían de seguir haciendo declaraciones públicas, para evitar nuevas repercusiones del caso que ya los tenía desbordados. Algo común en el ambiente periodístico, que los protagonistas de determinados hechos prefieran no hacer declaraciones públicas, y bajar el nivel de exposición de un determinado tema que los involucra. El natural malestar del conductor del programa, derivó en una nueva denuncia. Pero nos e trataba de algo “nuevo”, sino de otro episodio derivado de la pelea en la Junta, que había ocurrido en la mañana del martes, pocas horas después de las escenas de pugilato. La denuncia versa sobre la amenaza a una periodista, para no difundir una entrevista que se estaba grabando. Se le advertía de no poner al aire la nota a riesgo de exponerse a demandas legales. No es raro, que un entrevistado se arrepienta de algo dicho y procure modificarlo antes de que se haga público. En definitiva es su derecho, todo depende del tono de ese cambio de actitud, que puede ir de una petición cordial a una amenaza de demanda. Nada nuevo bajo el sol.
Se vino el fin de semana y se seguían buscando repercusiones. Opinaron diversos actores políticos, llegando al Intendente José Luis Falero y el presidente del Frente Amplio a nivel nacional, Javier Miranda, que causalmente estuvo en San José. Solo viene faltando preguntarle al Obispo y al Jefe de Policía. La desenfrenada búsqueda de reacciones, lo único que hacía era recoger respuestas obvias. ¿Acaso alguien podría responder que le pareció perfecto que se tomaran a golpes? El circo sigue. El afán por mantener “vivo” el tema llegó a extremos interesantes. La expectativa se centró en la siguiente sesión de la Junta y en una moción urgente que presentaría una edila socialista para que se condenara la actitud de los ediles. Es decir “hacer leña de un par de árboles, sin tocar el bosque”. Mientras que dentro del Partido Nacional le dieron severas reprimendas al edil participante, en el Frente Amplio, la actitud mayoritaria de su dirigencia parecía ser exponer mediáticamente, más aún, a su edil. El punto más tenso de todo este circo, se produjo en la reunión de la bancada frenteamplista antes de la sesión donde se trataría la Moción Urgente. La edila socialista fue severamente increpada por sus compañeros de bancada, primero por haber anunciado en medios la Moción Urgente sin discutirlo con la bancada, alimentando aún más la pésima exposición pública del tema. En segundo término por el tenor de la propuesta, que marcaba una contradicción, pues por un lado se buscaba condenar personalmente a los actores de esta violencia y por otro se fundamentaba en la necesidad de “profundizar” en la violencia en general que vive la sociedad. La intencionalidad de personalizar la condena, quedó de manifiesto cuando la edila mocionante, decidió no entrar a sala pues no logró su objetivo de “condenar” a los ediles implicados. ¿importaba más castigar a su edil o profundizar en la temática de la violencia en general?. La mayoría de los integrantes de la bancada se opusieron firmemente a personalizar la moción. En esa reunión de bancada sobrevolaba con claridad que había una estrategia para dejar expuesto al edil, aprovechando para pasar factura por rencillas internas y abonar el camino para castigarlo en la estructura partidaria. En esa reunión de bancada se advirtió de una campaña sistemática contra dirigentes del MPP, por parte del tándem formado por socialistas y comunistas. Allí se manejó que primero fueron los ataques abiertos al diputado, más tarde los cuestionamientos a un edil por actuar de titular en lugar de su esposa violando la cuota de género, posteriormente los agravios públicos a otro edil emepepista que al final, cansado del manoseo, terminó renunciando a la banca y ahora se suma el pretendido escarnio a otro edil por haberse tomado a golpes con un blanco. Otra demostración de intencionalidad en este caso, es que el celo mostrado por la violencia en la Junta, no se condice con los varios episodios de extrema violencia que se han registrado en la propia sede frenteamplista en los últimos cuatro años. En algunos casos se trató de violencia física de hombres hacia mujeres de esa fuerza política. De eso no se habla, ni se actúa orgánicamente. Justamente, en la interna, es esa doble moral, lo que llevó a frenar el intento de hacer una condena personalizada del episodio de violencia de los ediles. Al final, ya en sesión, primó la coherencia y se aprobó una moción rechazando la violencia y llamado a la reflexión. Se condenó la violencia en cualquier de sus expresiones y puntualmente lo ocurrido en la Junta, pero sin personalizar explícitamente en los ediles involucrados.
La violencia es violencia, venga de quien venga y sea del tipo que sea. La Junta está enferma de actitudes violentas que arrancan con la demagogia descarada, por el displicente uso de dinero públicos mientras hacen gárgaras con el sufrimiento ajeno. Violencia es que se haya hecho un manejo desprolijo de los dineros, y que una y otra vez, el funcionario implicado amenazara con ponerse “un cuchillo en los dientes” y “llevar al barro” a los denunciantes: Violencia es convocar a conferencias de prensa mintiendo descaradamente sobre que “todo está bien” en la administración de los dineros públicos de la Junta; Violencia es que una funcionaria deba denunciar “acoso laboral” y logré el apoyo a su reclamo; violencia es que los ediles sigan aumentado privilegios mientras el país se ajusta el cinturón; violencia es cobrar mensualmente por la mentira de recorrer el departamento cuando la mayoría de la gente no les conoce la cara; Violencia es esperar que los vecinos lleguen con sus problemas a la Junta en vez de salir a ayudarlos; Violencia es que ediles se opongan públicamente a un tema (fideicomiso) y que después lo voten sin darse cuenta; Violencia es que nos tomen el pelo y no pase nada; por ejemplo que al inicio y final de la sesión tras los golpes, suene la música de Rocky (película de famoso boxeador) en los altoparlantes.
Todo una sola vergüenza, con esta forma de trabajar es entendible porque nada avanza en la Junta. En realidad lo único que avanza es la caída de su imagen.
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