Con absoluta certeza, en las próximas horas ustedes leerán, verán y escucharán informes sobre lo ocurrido durante el primero de mayo en el Hipódromo San José. Muy probablemente en un segundo plano, tendrá la cobertura mediática de las celebraciones por el Día de los Trabajadores en San José. En este departamento particularmente, tenemos la esquizofrénica costumbre de vivir dos eventos antagónicos en una misa jornada. Los “explotados” se paran con sus consignas para denunciar, y los “explotadores” se paran con sus binoculares para apostar. Mientras los sindicatos arman sus actos, denunciando ser “explotados”, una elite disfrazada celebra su día, el “Día de los Explotadores”. En San José, el turf es sinónimo de corrupción, privilegios, demagogia, y como buen “Circo” ( por aquello de “circo hípico”) es la desfachatada repartija de dinero, surgido de la timba. Nadie controla efectivamente, nadie pone un límite a los estafadores que son ciegamente protegidos por los estafados. Pero lo más grave, es que el “cabecilla” de esa joda, es nada más y anda menos, que un diputado. Mil veces se ha escuchado que la actividad turfística da trabajo a miles de personas. Todo mentira. Los “estafados” del día, lo único que tienen es la ilusión de que en “la repartija” le toque un buen plato de migajas. Aquí en San José, vemos como pasean sus lujos unos pocos mientras el resto se arrastra trabajando desde el amanecer, relojeando al patrón para que nos e vaya sin pagar. Los desfachatados de siempre dicen que muchas familias “viven” del turf, cuando en realidad apenas “sobreviven”. La palabra “dignidad” ni siquiera se observa en los ridículos nombres que ponen a los caballos que corren. ¿Cuánto ganan por ese jornal los trabajadores del turf? ¿Qué hacen con el dinero de sus sueldos porque nos e nota el lujo en la precarias viviendas que habitan? ¿por qué viven en zona inundable?. Algunos caballos viven en mejores condiciones que las personas que los cuidan. Todos toleramos esta mentira y lo que es peor, somos testigos encornados, de como los dineros públicos, se ponen al servicio de armar el circo. Un intendencia fundida por incapacidad, despilfarro y corrupción, destina funcionarios, maquinaria y materiales para dejar prolijito el Hipódromo. La intendencia saca funcionarios de las calles y las plazas para arreglar el Hipódromo. El diputado, utiliza las instalaciones, teléfono, computadora, impresora de la Junta Departamenttal, para armar sus carreras. La UTE conecta la electricidad a nombre de un particular, porque sabe que la deuda de la institución es incobrable. La Intendencia sigue tirando plata en esta timba para contentar al diputado y paga cientos de miles de otros pesos por el alquiler del Hipódromo. También pone otros tantos pesos para que alguna de las carreras lleve como nombre “Intendencia de San José”, la Junta Departamental también hace lo mismo. Plata, plata y más plata. Después, cuando llega el momento de rendir cuentas, los días transcurrirán entre excusas de “hay que esperar que se saquen todas las cuentas”. Después, al final, poco se sabrá, y apenas se contarán unos pesos de los cientos de miles – millones apostados y presuntamente pagados- de pesos. El vendedor de tortas fritas contará sus monedas, tras descontar “el piso” que debió pagar; las “instituciones beneficiarias” mendigarán por la mentirosa cifra que les tiraran. Y siga el baile. Nadie sabrá a ciencia cierta cuantas entradas se vendieron, ni cuanto dinero se apostó. Termina el primero de mayo en el hipódromo y como ha pasado siempre en las gestiones del diputado, muchos empezarán a correr para tratar de cobrar. Muchos de los trabajadores, volverán a mirar el cielo para tratar de adivinar cuando llega la próxima inundación. Los días pasarán, los reflectores desaparecerán, los yuyos volverán a reinar y un año transcurrirá en esa desidia, mientras se dilata un Pedido de Informes en la Junta que preside el socio del diputado. El año que viene, otras vez aparecerán los maracanases acompañando al diputado, para reunirse con Falero para coordinar cuando empiezan a limpiar , pintar y desparramar camiones y camiones de pedregullo y arena, porque se vendrá otro 1 de Mayo y es importante para las familias que viven del turf. La plata del año anterior se fue en apuesta y lujos. Con el turf en San José la única apuesta segura, es que perdemos todos, o mejor dicho , “casi” todos, porque los vivos de siempre, seguirán viviendo su reinado, pues el “Deporte de Reyes” le sigue dando oportunidades para seguir explotando a personas, instituciones.
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