Hay fuerte malestar en la interna frenteamplista por las acciones y declaraciones del tambaleante presidente de la Mesa Política, Oscar López. Varias cosas han detonado en las últimas horas que lo dejan parado en una delicada situación, aún más precaria que tras su última renuncia fallida. Se levantó de la tensa sesión de la Mesa Política, dijo “renuncio” y se fue. Rápidamente los dirigentes presentes designaron dos personas para hacer gestiones con López para que depusiera su renuncia. Hubo un pacto de silencio, para bajar los decibeles de la gran tensión que se había generado tras los dichos del propio López y su más cercano asesor Gonzalo Ciganda, delegado del Partido Socialista, tendiendo dudas sobre la honorabilidad del edil renuniciante Jorge Mila.
En las jornadas siguientes, los dos delegados para hacer recapacitar a López -el vicepresidente Armando Céspedes y el ex presidente Pablo Urreta- no lograron que les contestara el teléfono. Para sorpresa de muchos, López reapareció en los medios de comunicación, anunciando que dejaba en suspenso su renuncia, condicionado a la intervención de la Dirigencia Nacional. Aquí se empezó a gestar un nuevo malestar con López; primero por anunciar a través de los medios y no en los ámbitos orgánicos correspondientes; y segundo anunciar en esas mismas declaraciones que ponía “condiciones” a su permanencia al frente de la Mesa Política.
En las declaraciones de López a algunos medios, no quedaba claro qué tipo de gestiones fueron realizadas con dirigentes nacionales, ni con quiénes había hablado. Sus propias declaraciones fueron confusas y vagas. Las horas pasaron y se supo cómo fue ese contacto con dirigentes nacionales. Y justamente este accionar desató una nueva oleada de molestia con López.
El domingo pasado – 26 de marzo – en Montevideo se realizó un acto para celebrar los 46 años del Frente Amplio. López, acompañado de Ciganda y el dirigente Humberto Greno, fue al acto. Allí se establecieron los contactos con dirigentes nacionales, en un marco de informalidad, muy parecido a “conventillerío”. El tenor de estos contactos, también ha generado malestar, pues López secundado por Ciganda, se presentó como víctima de una campaña en su contra. Para agudizar estas desprolijas gestiones, en la jornada siguiente Ciganda envió a la Mesa Nacional un mail reafirmando la versión de López. Al parecer, según denuncian se trataría de una estrategia del MPP. En este punto el malestar que se ha generado entre dirigentes de diferentes sectores es elevado. Se reconoce que la crisis fue provocada por los dichos de Ciganda en la Mesa Política y las declaraciones públicas de López, refiriéndose a “intereses espurios” del edil Mila. Es decir, distintos dirigentes admiten que no es una “estrategia del MPP”, sino que se trata de un problema desatado por el propio presidente y su directo asesor. Ahora, se espera que López explique sus acciones y dichos que atentan directamente contra la tan proclamada como reclamada “unidad”. En una rueda de contactos, no se pudo clarificar cuáles son las opciones para destrabar esta compleja crisis interna. La Mesa Política está que arde…
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