En San José, la clase política está en bancarrota, quebrada. Se quedó sin capital de respaldo. Todos los partidos y en todos los niveles. Quebrados. Pero no solamente se trata de su falta de solvencia, sino también por su acepción de “fracturado”. Esa insolvencia no viene por lo económico, sino por su falta de seriedad, de ideas, de proyectos, de solidez en sus roles… no tienen un capital político que los respalde, lo dilapidaron. Es increíble, no por lo sorprendente, sino por su falta de credibilidad. Quebrados, por las diferencias internas, que sin resolverse se transformaron en enormes grietas, en algunos casos, abismos. Partidos esforzándose por mostrar unidad, estrategias y evolución. Pero todo es una ilusión que se quiere vender a través de medios de comunicación con periodistas distraídos u obsecuentes a la comodidad (pues odiaría pensar que es por falta de capacidad en el cumplimiento de su función comunicacional). Por lo tanto, la prensa también está en bancarrota, endeudada ferozmente con una sociedad que sabe más, mucho más, de lo que dicen y exponen los medios.
La Unidad Popular, fiel a sus postulados, viene realizando un trabajo hormiga, de raíz social pero con fuerte contenido ideológico, reuniéndose en plazas o domicilios, con pequeños grupos de desencantados o idealistas utópicos. Pero, no tiene incidencia en la vida política como protagonista para dar respuestas a la población. El Partido Independiente, cosechando adhesiones, también entre desencantados o idealistas utópicos, pero desde una visión no tan radical, sino desde la concepción social-demócrata. Pero, tampoco tiene incidencia en la vida política como protagonista para dar respuestas a la población. El Partido Colorado, tampoco tiene incidencia,desmembrado, paralizado; un silencioso y cuadriplégico espectador de las andanzas de Edgardo Novik y su naciente Partido de la Gente. Novik, cual ansioso pescador, recorre sus flamantes redes recolectando desencantados; es observado atentamente por todos, tratando de descifrar su misterioso futuro.
El Frente Amplio, que en San José ya no es ni tan “frente”, ni tan “amplio”. Su verdadero escenario actual vendría a ser más un “Fondo Angosto” que el otrora “Frente Amplio”. Debilitado en extremo por sus mezquindades y graves desaciertos; sin rumbo, a la deriva, sin liderazgos, ni planes, ni estrategias… ni nada. Deteriorándose velozmente, a un paso de que firmen su estado de desahuciado. Con serios problemas en sus intestinos, los anteriores malestares, sin curarse, se tornaron en úlceras, con un cuadro general de estado delicado. Y además, con una severa amnesia, que arrancó de su rica historia departamental, la experiencia vital y obligatoria, de cumplir su rol de oposición.
El Partido Nacional en San José, es digno de escribir una tragedia griega. Presuntos “héroes” que no pueden ocultar sus miserias, mientras intentan mostrarse capaces de realizar proezas, pero solo anunciarlas y lejanas en concreción. Tiene la responsabilidad de mostrar gestión al frente del gobierno departamental; pero más allá de anuncios y más anuncios, nada se ve en los hechos. Parecería que sueña hipnotizado con llegar más alto y sentarse juntos a los dioses, pero en realidad batalla para mantenerse a flote en los ardientes mares de fuego en el inframundo. No hay gestión y lo poquito que se puede ver, es lamentable. Ya ni el buen marketing los salva. El Partido Nacional, tiene en su interior, al igual que en la representación histórica del teatro, las dos máscaras: una sonriente y otra triste, la comedia y la tragedia. Al “Falerismo” se le planta en frente, y cada vez más con mayor asiduidad, su verdadera oposición: Alianza. Una crisis interna que solo promete agravarse en el corto plazo. Por todas estas internas, la Junta Departamental muestra su más triste actualidad. No hay otra peor gestión de los ediles que se recuerde. Por todo eso no “sorprende” que ediles con experiencia – tanto del FA como del PN – renuncien a sus bancas, para aliviar en buena medida la vergüenza de un ambiente tan valioso que está siendo vilipendiado por una aguda falta de interés, de propuestas, de debate, falta de todo. Habría que proponer formar un fideicomiso, pero no en dinero, sino en responsabilidad. Un fideicomiso de ideas que recapitalice a la clase política departamental en sus valores, en su compromiso, en su respeto por la ciudadanía que los votó para que cada cual haga su “juego” seriamente. “Cada cual en su juego”, pero con seriedad, en vez de estar interpretando, todos y cada uno, al burlón “Antón Pirulero”.
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